martes, 28 de agosto de 2012

un pequeño inciso.

no recuerdo cuando salí del útero de mi madre. evidentemente, no tenía conciencia de mí misma como ahora. pero sí recuerdo cuando me engendraron por segunda vez. estaba llena de placenta, de un jugo cerebral que más tarde un señor con título de psiquiatra descifró calificadamente y puso en una probeta, junto a otras probetas, sobre una gran mesa en una morgue. rotulador edding con definición científica. creo que la inestabilidad se folló a una simbiosis tragedia-caos, se corrió dentro y me formé. no lo aceptaba. me sentía rara al principio. como un pulpo que no entra en los moldes humanos. tal vez al andar por la calle iba clavando tentáculos en los demás: era mi puto veneno, no lo podía controlar. escupitajo tras escupitajo, me gasté y también me cansé de ver a los demás llenos de babas por mi culpa. luego me di cuenta de que todo estaba en mi cabeza. que ni soy un pulpo, ni desencajo con los demás. o bueno, lo normal para mis circunstancias. llevo esos genes dentro de mí, porque el doctor así lo dice y yo lo creo. es la esencia de mi ser, porque la puta esa se abrió de piernas y dijo córrete, oh sí: este fue mi segundo nacimiento. yo tendría unos 17 años. 

soy una desreglada mental. no me importa. hubo un tercer nacimiento. de ese nunca hablé, es un secreto. no es que muriera y volviera a nacer, ni me encarné en otra cosa ni nada parecido. hace un tiempo me encogí, retrocedí al nivel de embrión y me fusioné con otro embrión, porque tenía frío y quería sentir el calor acogedor de un útero. me metí en al lado de una criatura extraña que decía ser una fuente de estabilidad mental porque su padre, el señor aceptación había copulado con la mamá autoestima y eso salió. pasé nueve meses ahí, y aquí me ven. ha habido una fusión mal programada; no puedo decir que sea una mezcla de eso, sería ridículo. en realidad, llevo dos yo dentro de mí. a veces, el último, este de la aceptación, se esconde dentro de mí, y entonces el caos se apodera de mi ser. me vuelvo loca, tiro cosas, tengo insomnio, me tomo diazepam y tal, lloro porque siento que todos me ignoran y NADIE, repito NADIE entiende ese puto sufrimiento. dicen ''caprichos de niña'', o ''exageraciones de una inmadura''. NADIE, repito, NADIE sabe nada de eso, de ese dolor horrible que padezco. pero para mí no es una carga, es más, necesito que esté ahí porque si no, no sería yo. eso sí, debo reconocer que cada día que pasa la bestia se va domesticando más. no porque le meta pastillas ni nada de esa mierda, me he dejado de psicofármacos porque tengo que aprender a vivir con esto. a veces me tomo tranquilizantes pero puntualmente, pero ¿a quién cojones le importa esta mierda que pongo? el caso es que el otro yo es el estable, y aparece cuando al otro le da por pensar que es un payaso de circo y no quiere que nadie se ría de él. se enrolla detrás de mi nuca y ahí se queda. me deja tranquila, la verdad, pero no me siento bien sabiendo que está sufriendo pensando que debe ocultarse porque es un mono de feria. ahora está aprendiendo a convivir con el otro. deben armonizar, les digo, o sea, me digo a mí misma, y así es. de vez en cuando, me invitan a cenar, o voy a pasear, o voy a escuchar una canción, y los dos se cogen de la mano alegremente y caminan juntos. debo reconocer que cada día son más las veces que los sorprendo así, y me están alegrando mucho. siguen peleando de vez en cuando, pero bueno, es normal como todo yo dicotómico, ¿no? 
sólo puedo asegurar que cada día están mejor, y por ende, yo también estoy mejor.

supongo que habrá un cuarto nacimiento, pero eso será ya la muerte. o quizá no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario